La vida consiste en equivocarse, cada uno a su manera. -Manuel Vicent-

Es preciso tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella fugaz.-Nietzsche-

La vida es una mezcla de aquello que deseamos hacer con ella y aquello que somos capaces de hacer con lo que ella nos trae.-Sergi Bellver-

lunes, 26 de enero de 2015

RECUERDOS DE GRECIA






Grecia es cielos nublados y mucho viento, fotos borrosas y desgastadas por la memoria. 

Grecia es una sucesión de carreteras y autocares en los que no paraba de sonar Losing my religion de REM y Goodnight girl de Wet Wet Wet . 

Grecia es una noche de ouzo y confesiones sentada en las rodillas de A. y carreras por la plaza Syntagma y Plaka con unas porras gigantes en la mano porque se celebraba carnaval (o a lo mejor era otra fiesta).

Grecia es un Partenón deslucido por los andamios y una no puesta de sol en Cabo Sounion. Grecia es Delfos, el centro y el fin del mundo. Grecia es el canal de Corinto y las trampas de Epidauro: figuras lejanas que emiten sonidos directamente en el oído (arros con col, arros con col, ese himno). 

Grecia es un crucero por un mar gris lleno de gaviotas que chillaban histéricas, islas llenas de gatos, iglesias, esponjas y collares de coral, partidas de mus dentro de un barco y el profesor de filosofía bailando sirtaki.

Grecia es Moussaka (ese grito de guerra), guisos de cordero en tabernas típicas y una comida en un McDonald´s de Atenas (los 17 años son así). 

Grecia es una discoteca horrenda y bares de Atenas en los que ponían música española. Grecia es un baile de habitaciones y teléfonos, de deseos y miradas, de distancias y sonrojos, de reencuentros y desencuentros, de fragilidades y amistades quebradas. 

Grecia es una cena de gala que sonaba a despedida anticipada, aunque aún quedara mucho COU. 

Grecia son recuerdos en sepia de aquel marzo del 92: cuando sólo había presente porque todo el futuro era nuestro.






lunes, 19 de enero de 2015

SOLILOQUIO DE DOMINGO


Días de pronósticos errados: no llegó la nieve anunciada. Previamente la ciudad se cubrió de niebla tóxica: todo acaba contaminado, tarde o temprano. Nunca aprendemos las lecciones: los errores nunca son los mismos. Somos tan torpes o tan ilusos que no los reconocemos y estamos condenados a repetir nuestros fracasos. No llegó la nieve: un simulacro de lluvia empapó las calles y las heladas volvieron a desangelar la noche. Hay hambres que no se sacian con cualquier alimento, el ansia es un animal de mil bocas adiestradas para devorar entrañas. No hay consuelo para el frío de enero ni para las cartas sin respuesta. 

El tiempo es un concepto relativo pero la tiranía del calendario es implacable; la eternidad puede elevarse sobre una suma de segundos perdidos y los momentos de espera siempre son siglos malgastados minuto a minuto, como las palabras que no se dicen y las frases pronunciadas a deshoras: soliloquios inútiles dirigidos a nadie, cuando el destinatario reniega de su nombre y la distancia se vuelve ausencia. Nunca me gustaron los monólogos, ni en el humor ni en el amor. La risa a la fuerza se vuelve mueca y los sentimientos regalados a quien no quiere recibirlos acaban por desvanecerse en el aire. La ilusión es una embaucadora que nos tima con promesas que nunca cumple. 

La gripe entumece mi cuerpo y la fiebre produce delirios. La música ha parado y me encuentro resbalando sola, desplegando toda mi torpeza en un salón vacío. Renuncio al tango, ese baile endiablado que no da tregua, que obliga a obedecer a otro, a seguir sus pasos improvisados sin rechistar y exige una ejecución discreta y brillante a la vez. Quizá me convendría más el claqué, una danza solitaria en la que uno elige su ritmo y no depende de melodías ajenas: un baile libre en el que no hay más reglas ni canción que la que marcan tus propios pies.


lunes, 5 de enero de 2015

PLEGARIA

Que tengas un buen día,
que la suerte te busque
en tu casa pequeña y ordenada,
que la vida te trate dignamente
(Luis García Montero)



Al 2015 le pido salud, física y mental, para los míos y para mí. Tranquilidad en las rutinas. Que las sorpresas me pillen atenta y no de caza, que sepa recibirlas con inteligencia y administrarlas con prudencia. Que pueda capear los temporales, los imprevistos, los finales no deseados. Que nadie me arrebate la alegría ni la libertad, incluso en los momentos tristes o cuando se impongan las obligaciones no buscadas.


Que siga poniéndole ganas, pasión, irracionalidad a la vida. Que me arrepienta de lo hecho y no de lo que dejé de hacer. Que me permita soñar con lo imposible y saber que al menos lo intenté, que luché por las cosas que me importan, por seguir siendo yo, contra viento y marea, contra todo y contra todos. Que siga aprendiendo de mis experiencias, de mis emociones. Que consiga distinguir lo urgente de lo importante. Que no tenga prisa ni sea impaciente. Que acepte en los otros la libertad que exijo para mí. Que no deje de pelear, de discutir, de emocionarme, de sentir, de llorar, de reír, de decir burradas, de ser brutalmente honesta. 

Que no me canse de esperar, que no me desfonden los contratiempos nimios, que tenga fe. Que confíe más. Que me deje llevar. Que aprenda a bailar tango. Que termine mi novela.